La salvación de la educación

«A España, la salvación ha de venirle por la educación». Es una frase de Manuel Bartolomé Cossío, historiador del arte y pedagogo, impulsor de las Misiones Pedagógicas, uno de los personajes reales que aparecen en ‘La tierra bajo tus pies’, de Cristina López Barrio, merecedora del Premio Azorín de Novela 2024 (Planeta, 303 páginas).

Las Misiones Pedagógicas fueron una iniciativa de la Institución Libre de Enseñanza, fundada por Francisco Giner de los Ríos (del que era discípulo Cossío) y empeñada en transformar España a través de la educación. Sin el reconocimiento que tuvo, por ejemplo, la Residencia de Estudiantes, este proyecto llevaba a la España más olvidada libros, música, arte, teatro y cine, «actos pequeños, pero de grandes consecuencias para el espíritu».

En la novela se reivindica también la figura del maestro rural, con el personaje de Ramiro Valiente (y que desde luego hace honor a su apellido), «un ateo convencido de que la resurrección estaba en hacer el bien al otro». «No podía existir dedicación más hermosa que ésta. Que nuestra labor consistía en incitar a los alumnos a experimentar lo que los rodea, experimentar para sentir, y a partir de ahí desarrollar sus capacidades y adquirir conocimientos», cuenta.

Pero ‘La tierra bajo tus pies’ no es una novela sobre las Misiones Pedagógicas o sobre la salvación de la educación. Es también un retrato de los que intentaron reformar España, justo antes de que la Guerra Civil enterrara en sangre esa utopía. Y, aunque no es una novela de amor, contiene la historia de una gran pasión entre dos personas totalmente diferentes que se transforman en un auténtico tsunami que se lleva por delante las convenciones sociales.

En el pueblo que visita, Cati conoce a Jeremías Salazar, una especie de ‘buen salvaje’, que siente que pertenece al bosque, como los árboles o los animales, y no a las normas humanas. Pese a sus notables diferencias sociales y culturales, surge el amor entre ellos, un amor que los transformará radicalmente, porque ninguno será ya el mismo

También retrata una historia de odio entre dos familias, que se transmite de padres a hijos, trasunto de las dos Españas: el cacique Perfecto García, el terrateniente que hace y deshace, frente a los Salazar, venidos a menos, con Paciana y su hijo Fabián, el Murciélago.

Y el contraste entre el Madrid cosmopolita, en el que las mujeres fuman y llevan pantalones y los jóvenes acomodados, como la protagonista, Catalina Skalo, Cati, encadenan tertulias, fiestas y bailes, y la España rural, olvidada, atrasada, que sobrevive también en la capital, con el personaje de Paca, la trapera que hace su ronda por la Gran Vía, y a la que lee los títulos de las películas de estreno.

Al parecer, el personaje de Cati está inspirado en la escenógrafa y figurinista Victorina Durán, que estudió en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, y donde tuvo como profesor al pintor Julio Romero de Torres (Edmundo, el novio de Cati en Madrid).

Otro personaje real que aparece en la novela es Alejandro Casona, director del Teatro del Pueblo y gran animador de las Misiones Pedagógicas.

Por la novela transitan el médico rural, el ‘melecinero’ (una especie de curandero), el cartero, “de alpargata rápida”, el alcalde, Roque, sometido al cacique pero una persona honrada, amante de los bandos, por lo que es apodado el Bandolero. El sacerdote, alejado totalmente del tópico del clérigo de misa y olla. El cine como motor de emociones. Y mucho más.

Gracias a ‘La tierra bajo tus pies’ se puede conocer más el Madrid de 1935, entre utopías regeneracionistas y la ‘belle epoque’, pese a que se sentía «la inquietud de la pólvora» y la España rural, negra y profunda, tan pobre y precaria. Y cómo todo los sueños reformistas quedaron olvidados por la Guerra Civil, que sumió a toda España en el atraso.

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