«Las mujeres tenemos derecho al océano»

Cristina López Barrio, abogada especializada en Propiedad Intelectual, dejó la toga por la literatura tras ganar en 2009 el Premio Villa Pozuelo de Alarcón de Novela Juvenil con ‘El hombre que se mareaba con la rotación de la Tierra’ y publicar el año siguiente ‘La casa de los amores imposibles’, que logró el premio a la escritora revelación del blog ‘Llegir en cas d’incendi’. También en 2010.

En 2013 publica ‘El cielo en un infierno cabe‘; en 2015, ‘Tierra de brumas’; en 2017 es finalista del Premio Planeta con ‘Niebla en Tánger‘; en 2019, publica ‘Rómpete, corazón‘. Su última obra, ‘La tierra bajo tus pies’ (Planeta, 303 páginas), ha ganado el Premio Azorín de Novela 3024.

Cuenta la historia de una joven, Catalina Skalo (Cati), en el Madrid previo a la Guerra Civil, que se embarca, gracias a Manuel Bartolomé Cossío, en las Misiones Pedagógicas, que llevaban la cultura a los pueblos más recónditos de España. Allí encontrará una realidad que transforma totalmente su existencia.

Pregunta: «A España, la salvación ha de venirle por la educación». En la página 64 de ‘La tierra bajo tus pies’ cita a Manuel Bartolomé Cossío, historiador del arte e impulsor de las Misiones Pedagógicas, una iniciativa poco conocida de la Institución Libre de Enseñanza.

Respuesta: Sí, era discípulo de Francisco Giner de los Ríos, y desde la Institución Libre de Enseñanza se impulsaba la regeneración de España a través de la educación. Querían que la enseñanza primaria fuera obligatoria en una España en la que los maestros no llegaban a todos los pueblos, y había que formarlos. Se trataba de un gran proyecto para tratar de paliar el gran problema del analfabetismo en España.

Llevó a los pueblos una pedagogía que en España ni se conocía, que los niños descubrieran la Naturaleza por sí mismos, dejar que salga su creatividad, que su mirada no estuviera condicionada por la del maestro.

¿Cree que las Misiones Pedagógicas fracasaron, ya que pronto vino la Guerra Civil?

Fracaso como tal, no. Las Misiones Pedagógicas eran un proyecto utópico, que no tenía una utilidad directa, pero era suficiente llevar la cultura a los pueblos, ver la alegría y el agradecimiento que mostraban los chicos y los mayores, que podían compartir vivencias, comprobar que se les escuchaba. 

Las personas que participaron en las Misiones Pedagógicas pudieron descubrir tradiciones y costumbres, además de llevar la cultura y el ocio al campo.

Era un proyecto difícil de entender por ninguno de los sectores de una sociedad que ya estaba muy polarizada, y no solamente por la situación política.

¿Qué huella pudo dejar la Misión Pedagógica en cada pueblo?

Es también una novela sobre el odio secular, sobre las dos Españas

Sí, es una novela sobre las Misiones Pedagógicas, pero también sobre el odio entre familias en la España rural. Por nacer en una familia había que odiar a otra. En medio de ese odio, que se heredaba de generación en generación, surge una historia de amor.

Destaca la figura del maestro rural, «no podía existir dedicación más hermosa»

Pretendía reivindicar la figura del maestro rural. No en vano se apellida Valiente. Son personas que buscaban regenerar España y, al mismo tiempo, defender el mundo rural. Son los maestros con más vocación  los más preparados. Eso lo vio muy bien Manuel Bartolomé Cossío, que era pedagogo. En la novela se muestran las dificultades que tenían que superar para poder enseñar a los chicos.

Ramiro Valiente «era un ateo convencido de que la resurrección estaba en hacer el bien al otro».

Es un personaje que me encanta. Porque el maestro rural representa el espíritu, el momento de esperanza que supone la educación, y que también aparece en la cita de ‘Historia de dos ciudades’, de Charles Dickens, que abre la novela: «Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos, la edad de la sabiduría y también de la locura; la época de las creencias y de la incredulidad; la era de la luz y las tinieblas, la primavera de la esperanza y el invierno de la desaparición».

Es la solidaridad, el compartir, el esfuerzo por conocer al otro. Así, al ponerse en el lugar del otro. no cabe la intolerancia.

Y más en aquella época donde a los pueblos solo se iba a pedir el voto o a recaudar los impuestos, lo que generaba una enorme desconfianza hacia todo lo que venga de la ciudad.

Por eso sorprende el entusiasmo que generaron las Misiones Pedagógicas. El punto de unión de todo eso es la cultura, la huella que deja.

‘La tierra bajo tus pies’ no es una novela de amor, pero muestra cómo surge una pasión que se enfrenta a las convenciones sociales, que transforma a los protagonistas.

No es una novela de amor, pero tiene una gran historia de amor entre dos personas totalmente diferentes que se descubren y se transforman. Eso era algo impensable en las mujeres de los años 30. El amor hace que ella salga de su mundo acomodado, de fiestas y tertulias en los cafés, y que él deje de ser ‘el buen salvaje’. El acercamiento al otro, ceder, es básico en el enamoramiento.

«Las mujeres tenemos derechos al océano»

Es el lema de la madre de Cati, una sufragista que hace critica teatral. Cati se cría en una familia poco convencional, pero en la que ninguna mujer viajó nunca en barco. Por eso ese lema expresa la rebeldía feminista, refleja la lucha de la mujer en aquellos años, y cómo se truncó con la Guerra Civil.

Sin la Guerra Civil, hubiéramos llegado mucho antes a la igualdad con el hombre, tanto política como social.

Por eso Cati me parece una mujer muy inspiradora, que demuestra que puede aprovechar las oportunidades que la vida le pone delante.

Deja un comentario